A las 3 de la tarde del 4 de septiembre de 1882, el inventor Thomas Alva Edison, de 35 años de edad, se embarcó en lo que llamó “la aventura más grande de mi vida". Se puso en funcionamiento la primera central eléctrica de Nueva York, en la calle Pearl, y 85 hogares, tiendas y oficinas se iluminaron súbitamente con 400 bombillas incandescentes. Edison y sus colegas, directores de la Edison Electric Light Company, se habían reunido en Wall Street, en la oficina dé uno de sus principales patrocinadores, el millonario J. Pierpont Morgan. La oficina de éste era una de las iluminadas en esa tarde. A las 7 de la noche, al crepúsculo, la luz eléctrica hizo su impacto en las cercanas oficinales del diario The New York Times.
Con meses de anticipación, Edison había supervisado el inicio de la transición del gas a la electricidad en Nueva York. Eligió la margen del estrecho de East River por estar allí la zona financiera, en la que deseaba impresionar a posibles patrocinadores. Organizó entonces una encuesta casa por casa y dispuso la instalación de líneas troncales, cajas de conexiones, interruptores, medidores, fusibles y portalámparas. Once meses después, en agosto de 1883, más de 430 edificios de la ciudad contaban con iluminación eléctrica, con unos 10.000 focos. Los trabajos de Edison con la electricidad confirmaron su idea de inventar sólo cosas que llenaran una necesidad. Puso en práctica este principio en mayo de 1876, cuando junto con “colegas y amigos” abrió un laboratorio o “fábrica de inventos” en el poblado de Menlo Park, Nueva Jersey.
Inventor estadounidense. Thomas Alva Edison fue educado en casa por su propia madre, que era maestra, pues a los siete años había sido expulsado de la escuela por «retrasado». Su interés se centró en especial en los temas relativos a los campos de la física y la química. Con tan sólo doce años Edison empezó a trabajar como vendedor ambulante de periódicos en los ferrocarriles. Más tarde inició la impresión de un semanario y montó su primer laboratorio en un vagón de tren. Después de trabajar un tiempo como telegrafista en Boston para la compañía Western Union, en 1869 se trasladó a Nueva York con la intención de establecerse como inventor independiente.
Con este dinero Edison pudo establecerse por fin, primero en Bewark, más tarde en Menlo Park (1876) y finalmente en West Orange (1887). En esta población fundó el Laboratorio Edison –en la actualidad monumento nacional de Estados Unidos–, en el que tuvo como colaboradores, entre otros personajes destacados, al físico e inventor estadounidense de origen croata Nikola Tesla.
La magnitud del conjunto de la obra de investigación llevada a cabo por Thomas Alva Edison puede apreciarse en sus justas proporciones indicando que obtuvo casi 1 100 patentes, por lo que se le considera el mayor inventor de todos los tiempos.
Entre otras de las muchas invenciones salidas de las manos y el ingenio de Edison destacan el telégrafo impresor, el telégrafo cuádruplex (1874), el micrófono de carbón (que mejoraba el desarrollado por A. G. Bell, inventor de la telefonía), el fonógrafo (1877), una máquina de dictado, el antecedente más directo del cine de los hermanos Lumière (el kinetoscopio, 1889), las pilas alcalinas (acumulador de ferroníquel, 1883) y diversos tipos de cemento y de hormigón.
La primera demostración práctica, coronada con un éxito completo, tuvo lugar en Menlo Park, el 21 de octubre de 1879, y dio paso a la inauguración del primer suministro de luz eléctrica de la historia, instalado en la ciudad de Nueva York en 1882, y que inicialmente contaba con 85 abonados.
Para poder atender este servicio, Edison perfeccionó la lámpara de vacío con filamento de incandescencia, conocida popularmente con el nombre de bombilla, construyó la primera central eléctrica de la historia (la de Pearl Street, Nueva York) y desarrolló la conexión en paralelo de las bombillas, gracias a la cual, aunque una de las lámparas deje de funcionar, el resto de la instalación continúa dando luz.
Además de sus numerosas invenciones, Thomas Alva Edison contribuyó a la investigación estrictamente científica, con el descubrimiento del llamado efecto termoeléctrico (1883), también conocido en la actualidad como efecto Edison, el cual permitiría, años más tarde, el desarrollo del dispositivo electrónico conocido como diodo (Lee De Forest), que daría paso al advenimiento de la moderna revolución de la electrónica